LA RUTA DE LA SEDA - 1: GENERALIDADES

     Así, según la tradición, se le atribuye el descubrimiento de la sericultura y la invención del telar de seda en el siglo XXVII a. C.

    La obtención de la seda se convirtió en uno de los mayores secretos de China, cuya revelación suponía la pena de muerte. El resto del mundo no lo conocería hasta unos mil quinientos años después, cuando unos monjes bizantinos, sobre el año 500, sacaron del país varios capullos ocultos en el interior de unos bastones huecos.

   El capullo del gusano Bombyx mori está formado por un solo hilo de seda que puede alcanzar un kilómetro de longitud. Para elaborar un kilogramo de seda se necesitan unos tres mil capullos.

   El alto valor de la seda se debe, por una parte, a su proceso de obtención y, por otra, a sus propiedades específicas.

    La seda es resistente, de tacto seco y muy suave, absorbente, cálida en invierno y fresca en verano, con un gran brillo natural. Además, es resistente, biodegradable y biocompatible. Esta última característica la ha convertido en un material de elección para usos médicos: hilo para suturas, elementos de sustitución vascular, regeneración ósea, reconstrucción de ligamentos y dosificación de medicamentos dentro del cuerpo.

     La Ruta de la Seda consistía en una red de caminos terrestres destinada a satisfacer la demanda, principalmente europea, de dicho tejido y otros productos exóticos.

    El recorrido completo de la Ruta de la Seda tenía unos 6.500 kilómetros a través de Asia. Con el tiempo y los avatares políticos, experimentó variaciones en su recorrido y se utilizó durante más de 1.700 años.

     Surgió, como tal, en el siglo I a.C., con diversos itinerarios que abarcaban gran parte de Asia para conectar, finalmente, con Europa y África nororiental.

    Era una red de varios itinerarios terrestres diferentes: la "ruta del norte", que comenzaba en la antigua capital de Chang'an (conocida hoy como Xi'an) y se dirigía al oeste a través de Xinjiang, Kazajstán, Uzbekistán y Turkmenistán. Otras  rutas más pequeñas que se ramificaban a lo largo del camino; la "ruta del sur", desde China a través de las montañas Karakorum y luego se abría en distintas rutas terrestres y marítimas hasta Italia y el norte de África; y la "ruta del sudoeste", que conectaba con Yunnan, Sichuan, Birmania y Bangladesh. también fue conocida como Ruta del Caballo y Té).

    Por ella, no sólo circulaban mercancías. También se intercambiaron ideas, conocimientos y creencias.

  Lamentablemente, por esta ruta también viajaron enfermedades, algunas epidémicas, como la peste negra, la viruela, el sarampión, la lepra o el ántrax. La primera acabó con entre un treinta y un cincuenta por ciento de la población europea entre 1346 y 1353.

       La aparición de este comercio regular fue posible gracias a la consolidación, a fines del siglo I, de grandes civilizaciones: El Imperio Romano, el Chino y el Kushan. Este último abarcaba los actuales Norte de la India, Afganistán y Tayikistán. Entre ellos se situaban los partos, que ejercieron como intermediarios monopolistas en el control de la ruta.

     Los kushanas enviaron, en el año 97, una embajada a Roma para establecer una ruta marítima desde el mar Arábigo al Mediterráneo, que sería conocida con Ruta de las especias, facilitando así el comercio con Oriente y, por ende, con China.

    Por su parte, India vendía pimienta, clavo, ébano, incienso y cuernos de rinoceronte, apreciado por sus supuestos poderes curativos.

Así, desde Oriente, se exportaba hacia Europa:

    Seda

    Té

    Tintes

    Piedras preciosas

    Vajilla de porcelana (platos, cuencos, tazas, jarrones)

    Otros productos de porcelana

    Especias (tales como canela y jengibre)

    Bronce y artefactos de oro

    Medicina

    Perfumes

    Marfil

    Arroz

    Papel

    Pólvora

Por contra, China demandaba de los territorios a su oeste:

    Caballos

    Sillas de montar y arreos

    La vid y las uvas

    Perros y otros animales, tanto exóticos como domésticos

    Pieles de animales

    Miel

    Frutas

    Cristalería

    Mantas y alfombras de lana

    Telas (como por ejemplo cortinas)

    Oro y plata

    Camellos

    Esclavos

    Armas y armaduras

      Aunque China exportaba tejidos de seda la seda, comerciaba, principalmente, con ovillos, madejas y bobinas de hilo de diferentes calidades, que era trabajado en telares en factorías de ciudades como Antioquía (hoy en Turquía) y en la fenicia Tiro (Líbano).

    La Ruta unía la ciudad china de Xian con Roma, facilitando el  surgimiento y desarrollo de otros núcleos urbanos como Samarkanda, Petra o Palmira, destruida recientemente por los fanáticos islamistas del ISIS.

    La Ruta se realizaba por etapas.

    Por lo general, cada una de ellas era cubierta por diferentes caravanas que limitaban su actividad a traer y llevar mercancías entre unos puntos concretos de la misma. Esto, la hacía más lenta y encarecía los productos.

     La Ruta de la Seda sobrevivió a la caída de imperios y dinastías, teniendo un nuevo apogeo en los siglos VII y VIII, con la dinastía Thang, en China, y el Califato Abasida en Bagdad.

    Con la llegada de los musulmanes a la Península Ibérica, en el siglo VII, se introduce en Al-Andalus la cría intensiva del gusano de seda, a cargo de artesanos de origen, probablemente, sirio y libanés, que trajeron la tradición sedera, especialmente a Valencia. Tras la reconquista cristiana en 1238, la industria continuó en manos de moriscos, afianzándose posteriormente, pese a la expulsión de estos en 1609.

    Constantinopla, hoy Estambul, capital del Imperio bizantino, fue el primer centro productor Caería en manos turcas en 1543, ya que eran bizantinos los monje que sacaron de China los primeros capullos del gusano de seda que llegaron a Europa.

    Ante los ataques del imperio Otomano, Bizancio solicitó ayuda militar y naval a Italia (Génova, Pisa y Amalfi) a cambio de concesiones comerciales, lo que, con el tiempo, dio origen el nacimiento de la industria sedera italiana en Lucca, Florencia y, más tarde, en Milán, Génova y Venecia. Caería en manos turcas en 1543.

     A partir de entonces, la sedería se iría desarrollando en otros territorios europeos, como Lyon. En 1536 el rey François I concedió a la ciudad francesa el monopolio de la seda.

      La Ruta duró hasta 1453, cuando el imperio turco procedió a su bloqueo. Los mercaderes tuvieron que encontrar nuevas rutas de comercio para satisfacer la demanda de productos exóticos, lo que daría origen a la llamada Era de los Descubrimientos y la colonización europea de gran parte del mundo.

FUENTES